Cancionero De Silvio Rodriguez
Cortesía de Giancarlo Ciavaldini


Días y flores


Al final de este viaje

 
  1. Como esperando abril
  2. Playa Girón
  3. El Mayor
  4. La vergüenza
  5. Sueño con serpientes
  6. Pequeña serenata diurna
  7. Esta canción
  8. Yo digo que las estrellas
  9. En el claro de la luna
  10. Santiago de Chile
  11. Días y flores
 
  1. Canción del elegido
  2. La familia, la propiedad privada y el amor
  3. Ojalá
  4. La era está pariendo un corazón
  5. Resumen de noticias
  6. Debo partirme en dos
  7. Oleo de mujer con sombrero
  8. Aunque no esté de moda
  9. Que se puede hacer con el amor
  10. Al final de este viaje en la vida

Como esperando abril

 

Mucho más
allá de mi ventana,
las nubes de la mañana
son
una flor
que le ha nacido a un tren.

Un reloj
se transforma en cangrejo
y la capa de un viejo
da
con una tempestad de comején.

Mucho más
allá de mi ventana
algodones jugaban
a ser un jardín
en espera de abril.

Luego entro los ojos
chorreando esa luz de infinito,
y es cuando necesito
un perro, un bastón, una mano, una fe.

Y tú pasas tocando
el frío con suave silencio
y, ciego, te sentencio
a que nombres todo lo que ahora no sé.

Mucho más
allá de mi ventana,
las nubes de la mañana
son
una flor
que le ha nacido a un tren.

Un reloj
se transforma en cangrejo
y la capa de un viejo
da
con una tempestad de comején.

Mucho más
allá de mi ventana
algodones jugaban
a ser un jardín
en espera de abril.

Mucho más
allá de mi ventana
mi esperanza jugaba
a una flor,
a un jardín,

como esperando abril.

Playa Girón

 

Compañeros poetas,
tomando en cuenta los últimos suceso
en la poesía, quisiera preguntar
—me urge—,
¿qué tipo de adjetivos se deben usar
para hacer el poema de un barco
sin que se haga sentimental, fuera de la vanguardia
o evidente panfleto,
si debo usar palabras como
Flota Cubana de Pesca y
«Playa Girón»?

 

Compañeros de música,
tomando en cuenta esas politonales
y audaces canciones, quisiera preguntar
—me urge—,
¿qué tipo de armonía se debe usar
para hacer la canción de este barco
con hombres de poca niñez, hombres y solamente
hombres sobre cubierta,
hombres negros y rojos y azules,
los hombres que pueblan el «Playa Girón»?

Compañeros de historia,
tomando en cuenta lo implacable
que debe ser la verdad, quisiera preguntar
—me urge tanto—,
¿qué debiera decir, qué fronteras debo respetar?

Si alguien roba comida
y después da la vida, ¿qué hacer?
¿Hasta donde debemos practicar las verdades?
¿Hasta donde sabemos?
Que escriban, pues, la historia, su historia,
los hombres del «Playa Girón».

(1969)

 


El Mayor

 

A la memoria del Mayor General
Ignacio Agramonte y Loynaz,
en el centenario de su caída en
combate en la sabana de Jimaguayú,
el 12 de mayo de 1873.

El hombre se hizo siempre
de todo material:
de villas señoriales
o barrio margina.

Toda época fue pieza
de un rompecabezas
para subir la cuesta del gran reino animal,
con una mano negra
y otra blanca mortal.

Mortales ingredientes
armaron al Mayor:
luz de terratenientes
y de Revolución:
destreza de la esgrima,
sucesos como un preso,
Amalia abandonada
por la bala,
la vergüenza, el amor;
o un fusilamiento,
un viejo cuento
modelaron su adiós.

Va cabalgando
El Mayor con su herida,
y mientras más mortal el tajo,
es más de vida.

Va cabalgando
sobre una palma escrita,
y a la distancia de cien años
resucita.

Trota sobre la espuma,
seguido por un mar
de negros en machete
y sin encadenar.


Ordena a su corneta
el toque de a degüello,
y a un siglo de distancia
ntona nuestra canción


y con recia garganta
canta,
espanta
lejos la maldición.

Va cabalgando
El Mayor con su herida,
y mientras más mortal el tajo,
es más de vida.


Va cabalgando
sobre una palma escrita,
y a la distancia de cien años
resucita.

(1973)


La vergüenza

 

Tengo una mesa
que me alimenta,
que a veces tiene
hasta de fiesta.

Mas si tuviera
sólo una araña
burlona en mi despensa,
tendría la vergüenza.

¿A qué más?
Tengo zapatos,
tengo camisa,
tengo sombrero,
tengo hasta risa.

Mas si tuviera
en mi ropero
sólo las perchas vacías,
la vergüenza tendría.

¿A qué más?
Tengo billetes como de octava clase,
pero así viajo: contento de ir de viaje,
pues para un viaje me basta con mis piernas:
viajo si equipaje.

Más de una mano en lo oscuro me conforta
y más de un paso siento marchar conmigo,
pero si no tuviera, no importa:
sé que hay muertos que alumbran los caminos.

Tengo luz fría
y lavamanos,
cables, botones
casi humanos.

Pero si fuera,
ay, mi paisaje
sólo de ruinas intensas,
tendría la vergüenza.

¿A qué más?

(1974)

 


Sueño con serpientes

 

Hay hombres que luchan un día
y son buenos.

Hay otros que lucha un año
y son mejores.

Hay quienes luchan muchos años
y son muy buenos.

Pero hay los que lucha toda la vida:
esos son los imprescindibles.

Bertolt Brecht

 

Sueño con serpientes, con serpientes de mar,
con cierto mar, ay, de serpientes sueño yo.

Largas, transparentes, y en sus barrigas llevan
lo que puedan arrebatarle al amor.

Oh, la mato y aparece una mayor.
Oh, con mucho más infierno en digestión.

No quepo en su boca, me trata de tragar
pero se atora con un trébol de mi sien.

Creo que está loca; le doy de masticar
una paloma y la enveneno de mi bien.

Oh, la mato y aparece una mayor.
Oh, con mucho más infierno en digestión.

Ésta al fin me engulle, y mientras por su esófago
paseo, voy pensando en qué vendrá.

Pero se destruye cuando llego a su estómago
y planteo con un verso una verdad.

Oh, la mato y aparece una mayor.
Oh, con mucho más infierno en digestión.

(1975)

 


Pequeña serenata diurna

 

Vivo en un país libre
cual solamente puede ser libre
en esta tierra, en este instante
y soy feliz porque soy gigante.

Amo a una mujer clara
que amo y me ama
sin pedir nada
—o casi nada,
que no es lo mismo
pero es igual—.

Y si esto fuera poco,
tengo mis cantos
que poco a poco
muelo y rehago
habitando el tiempo,
como le cuadra
a un hombre despierto.

Soy feliz,
soy un hombre feliz,
y quiero que me perdonen
por este día
los muertos de mi felicidad.

(1974)

 

 


Esta canción

 

Me he dado cuenta
de que miento.
Siempre he mentido,
siempre he mentido.
He escrito tanta
inútil cosa
sin descubrirme,
sin dar conmigo.

No amar en seco,
con tanto dolor,
es quizás la última verdad
que quede en mi interior,
bajo mi corazón.

No se si fue
que malgasté mi fe
en amores sin porvenir,
que no me queda ya
ni un grano de sentir.

(Yo se que a nadie
le interesa
lo de otra gente,
con sus tristezas.)

Esta canción
es más que una canción,
que un pretexto para sufrir
y más que mi vivir
y más que mi sentir.
Esta canción es la necesidad
de agarrarme a la tierra al fin,
de que te veas en mi,
de que me vea en ti.
(Yo sé que hay gente
que me quiere.

Yo sé que hay gente
que no me quiere.)
(1967)

 


Yo digo que las estrellas

 

Yo digo que las estrellas
le dan gracias a la noche,
porque encima de otro coche
no pueden lucir tan bellas;
y digo que es culpa de ella
—de la noche— el universo,
cual son culpables los versos
de que haya noches y estrellas.

Yo digo que no hay quien crezca
más allá se lo que vale
—y el tonto que no lo sabe
es el que en zancos se arresta—;
y digo que el que se presta
para peón del veneno
es doble tonto y no quiero
ser bailarín de su fiesta.

Yo digo que no hay talante
más claro que ir desnudo,
pues cuando se tiene escudo
luego se quieren los guantes.

Y al que diga que me aguante
debajo de una sotana,
le encajo una caravana
de sentimientos gigantes.

Yo digo que no hay más canto
que el que sale de la selva
y que será el que lo entienda
fruto del árbol más alto.

Y digo que cuesta tanto
y que hay que cruzar la tundra,
pero al final la penumbra
se hace arco iris del canto.

(1975)

 

 


En el claro de la luna

 

En el claro de la luna
donde quiero ir a jugar,
duerme la reina fortuna
que tendrá que madrugar.

—Mi guardiana de la suerte,
sueña cercada de flor
que me salvas de la muerte
con fortuna en el amor.

—Sueña, talismán querido,
sueña mi abeja y su edad;
sueña y si lo he merecido,
sueña mi felicidad.

—Sueña caballos cerreros,
suéñame el viento del sur,
sueña un tiempo de aguaceros
en el valle de la luz.

—Sueña lo que hago y no digo
sueña en plana libertad
sueña que hay días en que vivo
sueña lo que hay que callar.

—Entre las luces más bellas
duerme intranquilo mi amor
porque en su sueño de estrellas
mi paso en tierra es dolor.

—Más si yo pudiera hacerle
miel de abeja en vez de sal
a que tentarle la suerte
que valiera su soñar.

—Suéñame pues cataclísmo
sueña golpe largo y sed
sueña todos los abismos
que de otra vida no sé.

—Sueña lo que hago y no digo
sueña en plana libertad
sueña que hay días en que vivo
sueña lo que hay que callar.

—Sueña la talla del día
del día del que fuí y del que soy
que el de mañana, alma mía,
lo tengo soñado hoy.

 

 


Santiago de Chile

 

Allí ame a una mujer terrible,
llorando por el humo siempre eterno
de aquella ciudad acorralada
por símbolos de invierno.

Allí aprendí a quitar con piel el frío
y a echar luego mi cuerpo a la llovizna,
en manos de la niebla dura y blanca,
en calles del enigma.

Eso no está muerto,
no me lo mataron
ni con la distancia
ni con el vil soldado.

Allí entre los cerros tuve amigos
que entre bombas de humo eran hermanos.
Allí yo tuve más de cuatro cosas
que siempre he deseado.

Allí nuestra canción se hizo pequeña
entre la multitud desesperada:

un poderoso canto de la tierra
era quien más cantaba.
Eso no está muerto,
no me lo mataron
ni con la distancia
ni con el vil soldado.

Hasta allí me siguió, como una sombra,
el rostro del que ya no se veía,
y en el oído me susurro la muerte
que ya aparecería.

Allí yo tuve un odio, una vergüenza:
niños mendigos de la madrugada,
y el deseo de cambiar cada cuerda
por un saco de balas.

Eso no está muerto,
no me lo mataron
ni con la distancia
ni con el vil soldado.

(1973)

 


Días y flores

 

Si me levanto temprano,
fresco y curado,
claro y feliz,
y te digo: «voy al bosque
para aliviarme de ti»,
sabe que dentro tengo un tesoro
que me llega a la raíz.


Si luego vuelvo cargado
con muchas flores
(mucho color)
y te las pongo en la risa,
en la ternura, en la voz,
es que he mojado en flor mi camisa
para teñir su sudor.
Pero si un día me demoro, no te impacientes,
yo volveré más tarde.


Será que a la más profunda alegría
me habrá seguido la rabia ese día:
la rabia simple del hombre silvestre,
la rabia bomba —la rabia de muerte—,
la rabia imperio asesino de niños,
la rabia se me ha podrido el cariño,
la rabia madre por dios tengo frío,
la rabia es mío —eso es mío, sólo mío—,
la rabia bebo pero no me mojo,
la rabia miedo a perder el manojo,
la rabia hijo zapato de tierra,
la rabia dame o te hago la guerra,
la rabia todo tiene su momento,
la rabia el grito se lo lleva el viento,
la rabia el oro sobre la conciencia,
la rabia —coño— paciencia paciencia.
La rabia es mi vocación.


Si hay días que vuelvo cansado,
sucio de tiempo,
sin para amor,
es que regreso del mundo,
no del bosque, no del sol.
En esos días,
compañera,
ponte alma nueva
para mi más bella flor.
(1975)

 

 

Canción del elegido

 

Siempre que se hace una historia
se habla de un viejo, de un niño o de se sí,
pero mi historia es difícil:
no voy a hablarles de un hombre común.
Haré la historia de un ser de otro mundo,
de un animal de galaxia.
Es una historia que tiene que ver
con el curso de la Vía Láctea.
Es una historia enterrada.
Es sobre un ser de la nada.

Nació de una tormenta
en el sol de una noche,
el penúltimo mes.
Fue de planeta en planeta
buscando agua potable,
quizás buscando la vida
o buscando la muerte
eso nunca se sabe.

Quizás buscando siluetas
o algo semejante
que fuera adorable,
o por lo menos querible,
besable, amable.

El descubrió que las minas
del rey Salomón
se hallaban en el cielo
y no en el África ardiente,
como pensaba la gente.
Pero las piedras son frías
y le interesaban calor y alegrías.
Las joyas no tenían alma,
sólo eran espejos, colores brillantes.
y al fin bajo hacia la guerra…
¡perdón! quise decir a la tierra.

Supo la historia de un golpe,
sintió en su cabeza cristales molidos
y comprendió que la guerra
era la paz del futuro:
lo más terrible se aprende enseguida
y lo hermoso nos cuesta la vida.
La última vez lo vi irse
entre humo y metralla,
contento y desnudo:
iba matando canallas
con su cañón de futuro.

(1969)


La familia, la propiedad privada y el amor

 

El derrumbe de un sueño
algo hallado pasando
resultabas ser tú.
Una esponja sin dueño
un silbido buscando
resultaba ser yo

Cuando se hallan dos balas
sobre un campo de guerra
algo debe ocurrir
que prediga el amor
de cabeza hacia el suelo
una nube vendrá
o estampidas de tiempo
los ojos tendrán.

Fue preciso algo siempre
y no fue porque tú
tenías lazos blancos en la piel
tú, tenías precio puesto desde ayer
tú, valías cuatro cuños de la ley
tú sentada sobre el miedo
de correr

Una buena muchacha de casa decente no puede salir
que diría la gente el domingo en la misa
si saben de ti
que dirían los amigo
los viejos vecinos
que vienen aquí
Qué dirían las ventanas,
tu madre y su hermana
y todos los siglos de colonialismo español
que no en balde te han hecho cobarde
qué diría Dios
sin amas sin la Iglesia
y sin la ley
Dios, a quien ya te entregaste en comunión
Dios, que hace eternas las almas de los niños
que destrozarán las bombas y el napalm

El derrumbe de un sueño
algo hallado pasando
resultaba ser yo
Una esponja sin dueño un silbido buscando
resultabas ser tú

Busca amor con anillos
y papeles firmados
y cuando dejes de amar
ten presentes los hijos
no dejes tu esposo
ni una buena casa
y si no se resisten
serruchen los bienes
que tienes derecho también
porque tú
tenías lazos blancos en la piel
tú, tenías precio puesto desde ayer
tú, valías cuatro cuños de la ley
tú sentada sobre el miedo
de correr


Ojalá

 

Ojalá que las hojas no te toque el cuerpo cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin ti.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.

Ojalá se te acabé la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones

Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de ti,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.

(1969)


La era está pariendo un corazón

 

Le he preguntado a mi sombra
a ver como ando para reírme,
mientras el llanto, con voz de templo,
rompe en la sala
regando el tiempo.

Mi sombra dice que reírse
es ver los llantos como mi llanto,
y me he callado, desesperado
y escucho entonces:
la tierra llora.

La era está pariendo un corazón,
no puede más, se muere de dolor
y hay que acudir corriendo
pues se cae el porvenir
en cualquier selva del mundo,
en cualquier calle.

Debo dejar la casa y el sillón,
la madre vive hasta que muere el sol,
y hay que quemar el cielo si es preciso
por vivir,
por cualquier hombre del mundo,
por cualquier casa.

(1968)


Resumen de noticias

 

He estado al alcance de todos los bolsillos
porque no cuesta nada mirarse para adentro.
He estado al alcance de todas la manos
que han querido tocar mi mano amigamente.
Pero, pobre de mi, no he estado con los presos
de su propia cabeza acomodada,
no he estado en los que ríen con solo media risa,
los delimitadores de las primaveras.

No he estado en los archivos ni en las papelerías
y se me archiva en copias y no en originales.
No he estado en los mercados grandes de la palabra,
pero he dicho lo mío a tiempo y sonriente.
No he estado enumerando las manchas en el sol
pues sé que en una sola mancha cabe el mundo.
He procurado ser un gran mortificado
para, si mortifico, no vayan a acusarme.

Aunque se dice que me sobran enemigos,
todo el mundo me escucha bien quedo cuando canto.
Yo he preferido hablar de cosas imposibles
porque de lo posible se sabe demasiado.
He preferido el polvo así, sencillamente,
pues la palabra amor aún me suena hueco.
He preferido un golpe así, de vez en cuando,
porque la inmunidad me carcome los huesos.

Agradezco la participación de todos
los que colaboraron en esta melodía.
Se debe subrayar la importante tarea
de los perseguidores de cualquier nacimiento.
Si alguien que me escucha se viera retratado,
sépase que se hace con ese destino.
Cualquier reclamación que sea sin membrete.
Buenas noches, amigos y enemigos.

(1970)


Debo partirme en dos

 

No se crean que es majadería.
Que nadie se levante aunque me ría.
Hace rato que vengo lidiando con gente
que dice que yo canto cosas indecentes.

Te quiero, mi amor,
no me dejes solo.
No puedo estar sin ti
mira que yo lloro.

¿No ven?, ya soy decente:
me fue fácil.
Que el público se agrupe y que me aclame.
Que se acerquen los niños,
los amantes del ritmo.
Que se queden sentados los intelectuales.
Debo partirme en dos.

Unos dicen que aquí,
otros dicen que allá
y sólo quiero decir,
sólo quiero cantar
y no importa la suerte
que pueda correr
una canción.
Unos dicen que aquí,
otros dicen que allá
y sólo quiero decir,
sólo quiero cantar,
y no importa que luego
me suspendan la función.

Yo también canté en tonos menores.
Yo también padecí de esos dolores.
Yo también parecía cantar como un santo.
Yo también repetí en millones de cantos:

Te quiero, mi amor,
no me dejes solo.
No puedo estar sin ti
mira que yo lloro.

Pero me fui enredando en más asuntos
y aparecieron cosas de este mundo:
«Fusil contra fusil», «La canción de la Trova»;
y «la era pariendo» se puso de moda.
Debo partirme en dos.

Unos dicen que aquí,
otros dicen que allá
y sólo quiero decir,
sólo quiero cantar
y no importa la suerte
que pueda correr
una canción.
Unos dicen que aquí,
otros dicen que allá
y sólo quiero decir,
sólo quiero cantar,
y no importa que luego
me suspendan la función.

Yo quería cantar encapuchado
y después confundirme a vuestro lado
aunque así no tuviera amigos y citas
y algún que otro favor de una chica bonita.

Te quiero, mi amor,
no me dejes solo.
No puedo estar sin ti
mira que yo lloro.

No voy a repetir ese estribillo.
Algunos ojos miran con mal brillo
y estoy temiendo ahora no ser interpretado:
casi siempre sucede que se piensa algo malo.
Debo partirme en dos.

Unos dicen que aquí,
otros dicen que allá
y sólo quiero decir,
sólo quiero cantar
y no importa la suerte
que pueda correr
una canción.
Unos dicen que aquí,
otros dicen que allá
y sólo quiero decir,
sólo quiero cantar,
y no importa que luego
me suspendan la función.

(1969)


Óleo de mujer con sombrero

 

Una mujer se ha perdido
conocer el delirio y el polvo,
se ha perdido esta bella locura,
su breve cintura debajo de mí.
Se ha perdido mi forma de amar,
se ha perdido mi huella en su mar.

Veo una luz que vacila
y promete dejarnos a oscuras.
Veo un perro ladrando a la luna
con otra figura que recuerda a mí.
Veo más: veo que no me halló.
Veo más: veo que se perdió.

Una mujer innombrable
huye como una gaviota
y yo rápido seco mis botas,
blasfemo una nota y apago el reloj.
Que me tenga cuidado el amor,
que le puedo cantar su canción.

La cobardía es asunto
de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
ni a historias, se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar.

Una mujer con sombrero,
como un cuadro del viejo Chagall,
corrompiéndome al centro del miedo
y yo, que no soy bueno, me puse a llorar.
Pero entonces lloraba por mí,
y ahora lloro por verla morir.

(1970)


Aunque no esté de moda

 

Hoy de mi hacia ti, hoy de ti hacia mi
quiero hacerte un regalo viejo.
Desempolvemos algo las pasiones lejanas
algo de aquellos sueños en ventanas.
Vivamos de corrido, sin hacer poesía,
aprendamos palabras de la vida.

Desnudémonos pues como viejos amantes
que lo mismo de siempre nos quede delante.
Desnudémonos pues como viejos amantes
que se apague la luz y que el sol se levante.

Te quiero salvar de tu desnudez
en pleno centro de la soledad.
Me quiero salvar haciendo revolución
desde tu cuerpo de cristal.

Algo nos está pasando, ayer te leí una mano
y cada dibujo al verme me interrogó.
Algo no está pasando, ayer apreté el interruptor
de encender la luz y encendí el sol.

Hoy de ti hacia mi, hoy de mi hacia ti
vamos a hablar en voz muy baja.
Dime lo que te pasa, déjame levantarte,
déjame darte un beso y curarte.
Vivamos de corrido, sin hacer poesía,
aunque no esté de moda en estos días.

Aunque no esté de moda te pido una mano,
mis entrañas no entienden de estética y cambio.
Aunque no esté de moda repite conmigo:
quiero amor, quiero amor,
quiero amor compartido.

Te quiero salvar de tu desnudez
en pleno centro de la soledad.
Me quiero salvar haciendo revolución
desde tu cuerpo por variar.

Algo nos está pasando, un ruido como de pasos
viene en la oscuridad y se vuelve a ir.
Algo nos está pasando, desde que la gente está empeñada
en quererse amar y en poder vivir.


Qué se puede hacer con el amor

 

Qué se puede hace con el amor
qué se puede hacer si es cosa de él
que se puede hacer si siempre el cariño no sale tan bien

La Habana, día de un año,
en la esquina está esperando
casi una niña
por la cintura acorta las faldas
que ya eran cortas para sus padres
espera a un muchacho de secundaria
en casa no dejan que vea a nadie
y así dan cuenta de un buen amor

España, día de un año,
en mañana de domingo
tras los sermones
en el fondo de la iglesia
tras escuchar lo que es el pecado
los dos amantes se echan a un lado
y sólo siguen sus corazones
y así dan cuenta de un buen amor

El mundo, día de un año,
cuantos amantes se dan la mano
sin ver distancias
ni cercas, ni mares, ni largos años
frente a los prejuicios se ven hermosos
y dicen que al fin
nunca llegan tarde
para que un amor los haga dichosos
y así dan cuenta de un buen amor.


Al final de este viaje en la vida

 

Al final de este viaje en la vida quedarán
nuestros cuerpos hinchados de ir
a la muerte, al odio, al borde del mar.
Al final de este viaje en la vida quedará
nuestro rastro invitando a vivir.
Por lo menos por eso es que estoy aquí.
Somos prehistoria que tendrá el futuro,
somos los anales remotos del hombre.
Estos años son el pasado del cielo;
estos años son cierta agilidad
con que el sol se dibuja en el porvenir,
son la verdad o el fin,
son Dios.
Quedamos los que puedan sonreír
en medio de la muerte, en plena luz.

Al final de este viaje en la vida quedará
una cura de tiempo y amor,
una gasa que envuelva un viejo dolor.
Al final de este viaje en la vida quedarán
nuestros cuerpos tendidos al sol
como sábanas blancas después del amor.
Al final del viaje está el horizonte,
al final del viaje partiremos de nuevo,
al final del viaje comienza el camino,
otro buen camino que seguir descalzos
contando la arena.
Al final del viaje estamos tu y yo intactos.
Quedamos los que puedan sonreír
en medio de la muerte, en plena luz.

(1970)